Las mujeres de la independencia
1°)
Manuela la Tucumana
Manuela
Hurtado y Pedraza fue una heroína de las Invasiones Inglesas, que luchó en la
reconquista de Buenos Aires de 1806. Su participación fue considerada heroica
durante la última batalla, por haber luchado cuerpo a cuerpo con un soldado
inglés al que desarmó y su papel fue reconocido por el comandante de las
fuerzas de Buenos Aires, Santiago de Liniers quien la declaró heroína
distinguida con el grado de Alférez, con goce de sueldo.
Aunque su
fecha de nacimiento es desconocida hasta hoy, se cree que nació cerca del 1780
en la Provincia de Tucumán. Para 1806, y en vísperas de la Primera Invasión
Inglesa, figuraba casada y residía en la ciudad de Buenos Aires. Los
historiadores creen que huyo a Buenos Aires para escapar a la condena social
que le significaba haber sido madre soltera de un niño bautizado el 6 de mayo
de 1798, con el nombre de Juan Cruz.
Manuela
participó en una de las batallas por la reconquista de Buenos Aires, que se
llevó a cabo durante tres días; 10, 11 y 12 de agosto de 1806. Y combatió
encarnizadamente en las calles de Buenos Aires para reconquistar la ciudad que
estaba a manos de los ingleses.
Cuando el
combate había llegado a su culminación en la plaza mayor (Plaza de mayo), donde
las fuerzas al mando de Liniers trataban de tomar la Fortaleza (Casa Rosada),
que era el último bastión en donde se habían atrincherado los invasores
británicos, una mujer del pueblo se destacó entre los soldados, uno de los
cuales era su marido, a quien había resuelto acompañar. Durante el combate, el
marido de Manuela cae mortalmente herido por un disparo de un soldado
británico. Manuela tomó el fusil que dejó caer su marido, y con esa arma,
enfrentó a los ingleses.
Concluida la
lucha con las fuerzas hispano-criollas y la capitulación incondicional de los
invasores, Manuela Pedraza entrega el fusil capturado, al héroe de la
reconquista, Liniers y éste, en su parte de triunfo remitido a la metrópoli,
expresó sobre ella en uno de sus párrafos que su lucha no debe ser olvidada.
Al término de
la lucha, Liniers en el parte al Rey de España, informa: "No debe
omitirse el nombre de la mujer de un cabo de Asamblea, llamada Manuela la
Tucumanesa, que combatiendo al lado de su marido con sublime entereza mató un
inglés del que me presentó el fusil". Teniendo en consideración la
recomendación de S. de Liniers y como premio del valor que evidenció Manuela
Pedraza en el combate junto a su marido, se la favoreció con grado y sueldo de
Subteniente.
Videos propuestos:
Manuela la Tucumana. Canal: La historia cantada.
Manuela la tucumana. Canal: mercedessosaofiacial.
2°) Juana
Azurduy
Mujer
comprometida con la Revolución y la guerra contra los
realistas en la región del Alto Perú, la figura de Juana Azurduy es
interesante por muchas razones. No sólo porque ella representó la lucha armada
de la población indígena y mestiza alto-peruana agobiada por siglos de
expoliación colonial, sino también porque fue una mujer que se involucró en la
causa independentista y tomó las armas contra los realistas en una sociedad que
vedaba el acceso de las mujeres a la vida política.
Había nacido
el 12 de julio de 1780, en Chuquisaca (actual ciudad de Sucre). En 1799 se casó
con Miguel Asencio Padilla, que era hijo de unos vecinos de
hacienda y amigo de sus padres. Fruto del matrimonio nacieron cinco hijos.
Padilla intentó hacer carrera en la burocracia colonial, pero le resultaba muy
difícil por su condición de americano.
La vida de
Azurduy y Padilla cambió para siempre en mayo de 1810. Ellos apoyaron al
Ejército Auxiliar del Alto Perú enviado desde Buenos Aires. Juana luchó en la
región del Alto Perú, desde el norte de Chuquisaca, en el Altiplano, hasta las
selvas del sur. Organizó un batallón llamado “Los Leales” y un cuerpo de
caballería conformado por 25 mujeres, conocido como “Las Amazonas”. Juana y
Manuel perdieron en la lucha a cuatro de sus hijos, pero siguieron luchando
apoyando la nueva ofensiva del ejército comandado por Manuel Belgrano.
Y estuvieron junto a él en la derrota de la batalla de Ayohuma. Azurduy comenzó
a ser nombrada en los partes de guerra y su figura a obtuvo brillo propio,
pasando a ser conocida por sus contemporáneos. Embarazada de su quinta hija,
Juana siguió combatiendo e incluso logró arrebatarle un estandarte español a un
coronel enemigo. Acto por el que fue reconocida por Manuel Belgrano, quien le
obsequió su espada. Belgrano, además, le escribió al director supremo Juan
Martín de Pueyrredón para que le concediera a Azurduy el grado de teniente
coronel.
En septiembre
de 1816 murió Padilla. Al poco tiempo Juana decidió trasladarse a Salta y
unirse a las fuerzas patriotas de Miguel Martín de Güemes con
quien luchó hasta 1821 cuando murió el líder salteño. La nueva pérdida la alejó
del escenario militar. Sumida en la pobreza –sus propiedades habían sido
expropiadas por los realistas– presentó una carta al gobierno salteño pidiendo
auxilio económico para volver a su tierra. Finalmente pudo regresar en 1825,
año en que se celebró la Independencia de la República de Bolivia. Chuquisaca
la recibió con honores y fue homenajeada por el propio Simón Bolívar,
quien la declaró “heroína”.
El 25 de mayo
de 1862, murió a los 82 años. Fue enterrada en una fosa común y cien años
después sus restos fueron exhumados y depositados en un mausoleo que se
construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre. En julio de 2009 fue
ascendida pos mortem del grado de Teniente Coronel al de
General del Ejército Argentino. Además se firmó un tratado internacional que
instituye la fecha del nacimiento de Juana Azurduy, como el día de la
Confraternidad Argentina-Boliviana.
Videos propuestos:
Juana Azurduy. Canal : Zamba.
Juana Azurduy. Mercedes
Sosa. Canal: mercedessosaoficial.
- 3°)
Machaca Güemes
María
Magdalena Dámasa Güemes de Tejada nació en Salta, el 11 de diciembre de 1787,
en el seno de una familia acomodada de hacendado y funcionarios realistas. Pero
al estallar la Revolucion de Mayo adhirió a la causa
independentista, junto con su hermano Martín Miguel de Güemes. Juntos
organizaron un ejército de gauchos,
que fueron conocidos como Los infernales. Convirtió su casa en un
taller para la confección de uniformes para aquel ejército y, cuando la ciudad
de Salta fue sitiada por las autoridades fieles a la Corona española, realizó
tareas de espionaje para proveer de información al ejército de gauchos sobre
las tropas realistas.
Mientras su
hermano combatía al mando de su ejército, condujo el gobierno provincial,
encargándose de desarmar operaciones contra su gobierno, que despertaba
desconfianza entre las familias de la élite salteña
Luego de la
muerte de su hermano, fue perseguida y encarcelada por los opositores de
Güemes, pero debió ser liberada por una sublevación del ejército gaucho,
episodio conocido como Revolución de las Mujeres.
Falleció el 7 de junio de 1866 en la ciudad de Salta, a los 79 años.
Videos propuestos
Soy Macacha Güemes. ( microrelato). Canal: Centro Ugarte.
4°) Juana Gabriela Moro
Juana Moro nació el 26 de mayo de
1785 en San Salvador de Jujuy. Se casó en octubre de 1802 con el coronel
Jerónimo López, estableciéndose en la ciudad de Salta. Al iniciarse la guerra
de la independencia adhirió fervientemente a la causa patriota.
Ocupada su ciudad por las
fuerzas realistas, en 1813 ante el avance de los ejércitos patriotas al mando
de Manuel Belgrano, y en concurso con otras damas salteñas intentó conquistar
para la causa patriota a algunos oficiales realistas. Su casa, ubicada cerca de
la de Martín Miguel de Güemes, debía ser punto de reunión de los fugados.
También, junto con otras mujeres, constituyeron una eficaz red de espionaje.
Juana, humildemente vestida, se trasladaba a caballo espiando recursos y
movimientos del enemigo. Sólo en una oportunidad fue apresada y obligada a
cargar pesadas cadenas que no consiguieron que confesara o delatara a sus
compañeros.
En venganza por el heroísmo de
Juana se resolvió castigarla con la muerte para lo cual se ordenó encerrarla en
su casa y tapiar las aberturas. Su vecina, aunque realista, se compadeció y
efectuó un boquete en la pared y le proveyó agua y alimentos hasta que los
realistas fueron expulsados, salvándola de morir de inanición.
Durante las siguientes
invasiones, Juana Moro continuó actuando en apoyo de la Guerra gaucha pudiendo
jactarse después de la guerra de la habilidad que supo emplear y de no haber
sido jamás descubierta. Al igual que su amiga Loreto Sánchez Peón, disfrazada
de gaucho o de viajera pasaba a caballo desde Salta a Oran o a Jujuy, ciudad
ocupada por los españoles, llevando partes y trayendo noticias.
Años después de finalizada la
guerra y consolidada la independencia Argentina continuaría desempeñando un
papel destacado en la sociedad salteña. Así, integró el grupo de damas salteñas
que se dirigió al gobierno "lamentando la postergación a que se relega al
sexo femenino al no permitírseles jurar la Constitución Nacional".
Juana Moro murió el 17 de
diciembre de 1874.
En su honor Giménez y Canqui Chazarreta escribieron la zamba
“La Juana Moro”, que dice en dos de sus estrofas:
Cuando fue sometida
la tierra gaucha
llevaba los mensajes
al paisanaje en batalla.
Llegando al río Arias
desde Quebrada del Toro
con un parte guerrero
la sorprendieron los godos
pero guardó el secreto
a los nuestros, la Juana Moro.
Fue mujer y fue leona
entre todas, la Juana Moro.
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